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23.5.12
PREPARARNOS
(Miércoles 23-05-2012)
Vivimos
una bonanza petrolera, éstas son periódicas y las consecuencias del
comportamiento frente a ellas también lo son. El 27 de febrero es hijo directo
del agotamiento de la bonanza, que encontró a un pueblo desconcertado, no
preparado para "las vacas flacas", para la caída periódica de la
renta petrolera.
Nuestra condición de país rentista crea muchos espejismos, uno de ellos,
muy importante, es confundir la renta con la efectividad de la economía. La bonanza siempre trajo prosperidad artificial
cuya dimensión dependía del carácter del gobierno, de su capacidad de repartir.
Con la
llegada del gobierno revolucionario la situación tiende a cambiar, puede
cambiar. Aquello que plantearon los teóricos, “sembrar el petróleo”, que
en algún momento significó el desarrollismo, construir una burguesía nacional,
ahora con la Revolución quiere decir establecer nuevas relaciones humanas,
construir el Socialismo, romper el cerco de la dominación burguesa en la
práctica y en la espiritualidad.
Si no
rompemos la tradición rentista, y no nos proponemos educar a la sociedad en
valores espirituales, esto es, romper con la relación felicidad-bienes
materiales obtenidos sin esfuerzo, si no establecemos que el hombre tiene su
riqueza en los bienes espirituales, que sólo podrá construir felicidad con lo
espiritual que guíe el esfuerzo de conseguir lo material para satisfacer sus
necesidades, entonces, inevitablemente cuando llegue la periódica baja de los
precios del petróleo, la sociedad se comportará como lo ha hecho hasta ahora
cuando concluye una bonanza: le da la espalda al gobierno, hace motín.
Este
pueblo tiene madera para entender el planteamiento socialista. En Abril, sobre
cualquier consideración mezquina de lo material, puso su amor por Chávez, por
la esperanza, por la intuición de que el Comandante representaba un nuevo
mundo. En diciembre el pueblo resistió las carencias materiales, derrotó a lo
clientelar, volvió el espíritu que guió a los llaneros en el Paso de Los Andes.
Es así,
el reformismo, el capitalismo, cabalga sobre espejismos. No puede prepararnos
para ser una sociedad viable, reparte la renta y crea mentalidad de adoradores
del Becerro de Oro. No puede conducir a la sociedad hacia el Socialismo, y el Socialismo no es un capricho de marxistas
trasnochados, de loquitos, es una necesidad vital: la humanidad va al
Socialismo o perece.
La
especie se bate contra el capitalismo represor, fascista, hoy unánime, que
sigue su depredación del planeta, de la vida, sumergido en una crisis
estructural que se manifiesta en todos los órdenes y es señal clara de la
amenaza de extinción.
Las
opciones para la Revolución Bolivariana son claras: derrotar al reformismo que
la habita, avanzar decididamente, revolucionariamente al Socialismo, o el
capitalismo salvaje la absorberá. De éste no podrá defenderse, volverán a
abusar de la credulidad de un pueblo que no supimos formar.
Sólo con
el Socialismo el cambio profundo en las relaciones espirituales y materiales se
dará, conseguiremos el Buen vivir, el vivir bien, la mayor suma de felicidad.
Sin el Socialismo volveremos a ser colonia destinada a sostener con su miseria
el despilfarro suicida del norte.
¡Con Chávez todo,
sin Chávez nada!